TEMAS URGENTES


La ruina de Celendín,
¿una muerte anunciada?

Celendín se caracterizaba hace 50 años por sus calles rectas, sus cuadras y manzanas regulares, sus casas de adobe con paredes enlucidas y blanqueadas con leche de cal, sus techos de tejas rojas que verdeaban luego con el musgo que dejaban el viento, las lluvias y el paso del tiempo. En las casas de las familias con algunos recursos había balcones bien cuidados, que llamaban la atención. Las puertas tenían distintos colores, pero eran frecuentes el verde claro o el azul celeste, que de alguna manera dialogaba con el cielo que en los días de sol protegía la vida de la ciudad.

Eran otros tiempos y otros celendinos.

Ahora, por un malentendido sentido del progreso y de la modernidad, algunos celendinos se ha puesto a construir en "duro" (ladrillo y cemento), elevando pequeños y feos edificios que con su altura, sus pisos "volados" hacia la calles y sus colores chillones, rompen y destruyen dramáticamente la armonía urbana de la antigua y bella ciudad. En cualquier otro lugar, por ejemplo en España, país que propicia y vive inteligentemente del turismo, esto sería considerado un verdadero crimen y sus autores serían multados, perseguidos y castigados por destruir un patrimonio común. Una ciudad con personalidad propia es un organismo vivo y quien la deforma, mutila y atenta contra ella no sólo la arruina y destruye sino que arruina y destruye algo que pertenece a todos los habitantes: su identidad. De esto apenas nos vamos enterando.

En los pueblos de Andalucía, y otras regiones ibéricas, se protege las calles viejas, se remoza las casas antiguas, que son adornadas con macetas y jardines, al tiempo que se protege sus características originales. Al final todos ganan, los turistas que llegan a ver tanta originalidad y belleza, y los habitantes que los reciben. En Celendín, en lugar de conservar y mejorar lo que ya teníamos, algunos optan por copiar lo peor que ven en la Costa, cayendo casi siempre en lamentables huachaferías...

Esto no ha sido comprendido plenamente en Celendín. Y esta falta de entendimiento nos podría hacer temer que la destrucción final, la muerte de nuestra ciudad tal como fue, es algo programado, una cuestión de pocos años. Pero no caigamos en el pesimismo más negro. CPM tiene razones para el optimisto y para la esperanza. Hay una conciencia naciente sobre el peligro que corre nuestro pueblo, entre los celendinos de fuera y, lo que es más importante, entre los que viven en la ciudad. Esto lo demuestra el extraordinario reportaje gráfico HAY QUE HACER ALGO, que ha preparado un paisano, Luis Díaz Mori, quien sabe claramente lo que hay que cuidar.

CPM se enorgullece de presentar este documento, que es cívico, generoso y responsable, un ejemplo de la conciencia que hay que desarrollar para cuidar un patrimonio que es de todos: el espíritu de nuestra ciudad.

Pulse este enlace:
HAY QUE HACER ALGO
(Para ver el reportaje se necesita Power Point,
modo Presentación de diapositivas)


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