LITERATURA



Alfonso Peláez Bazán

Este gran escritor, ganador del Premio Nacional de Narrativa en su primera convocación, en 1944, nació y murió en Celendín (1904-96). Sus padres fueron don Eleuterio Peláez Portocarrero y doña Celia Bazán Velásquez

Estudió primaria en Celendín y la secundaria en los colegios San José de Chiclayo y Guadalupe de Lima, que fueron escenario de sus primeras inquietudes, puesto que ya en aquel timepo incursionaba en el periodismo local.

Sus primeros años de vida transcurrieron en el campo, en las haciendas Chorobamba y Opaván, propiedad de sus padres. Allí nació su amor por la naturaleza y su identificación con el hombre del campo. Sus principales cuentos: “Querencia”, “Truhan” y “Maximino”, se inspiraron en aquellos lares.

Casado con la profesora Blanca Pérez Quevedo, tuvo ocho hijos. Su principal actividad fue la docencia y enseñó en el  colegio Celendín, que luego se llamó Javier Prado y, hoy Coronel Cortegana. Su identificación con los jóvenes fue proverbial. Fue subprefecto de Celendín en dos ocasiones. Su opción por los campesinos explotados, como fue el caso de los de la hacienda Pallán, y su inconformismo frente a lo incorrecto, hicieron fugaz su permanencia en el cargo.

El año 1944 se presenta al CONCURSO NACIONAL DE FOMENTO A LA CULTURA. El jurado calificador estuvo conformado por José María Arguedas y Clemente Palma entre otros. Alfonso Peláez Bazán al obtener la más alta calificación en el referido evento se hizo acreedor al máximo honor cultural en el campo de la literatura: PREMIO NACIONAL RICARDO PALMA. El Ministerio de Educación publicó entonces el libro "Tierra mía", que recoge su producción literaria de entonces, junto a las de Porfirio Meneses y de Francisco Izquierdo Ríos.

Tres cuentos fueron suficiente para darlo a conocer a nivel nacional: “Truhán”, “Querencia” y “Máximino”. Hermosas historias que fueron traducidos a varios idiomas y están insertos en antologías peruanas y americanas. Los libros de lectura y textos secundarios los tienen en sus páginas.

Las principales características de su estilo -según lo puntualiza José María Arguedas- son un admirable poder de síntesis y un manejo perfecto del idioma junto a su ancestral amor al terruño.

En vida sólo publicó las siguientes obras:

-       “Tierra Mía”

-       “Cuando recién se hace santo”

-       “Naticha”

-       “Reportaje en tres dimensiones”

-       “Espina de Maram”

-       “Sin título”

Ha dejado novelas inéditas y una colección de cuentos, que incluye la hermosa historia “El niño y la mariposa” y los agudísimos relatos “El Chino” y “Los sobres”.

Al leer sus cuentos cobran vida inusitada el cerro, el río, la piedra, el campo; se siente fresco el aroma de las retamas, los eucaliptos, la leche recién ordeñada, el pan cocido en horno de barro; se escucha estentóreo el bramido del toro, el ladrar mañanero de un perro, el rebuzno del burro mohíno, el canto de la mozuela que lleva el ganado al bebedero; el griterío alegre de los niños; la voz ruda del hombre del campo. Y los niños, siempre los niños, dan la nota de ternura a las historias de don Alfonso Peláez Bazán, uno de los grandes talentos celendinos.


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