VIDA DE PUEBLO


La Feria Taurina 2006 - Invocación
Escribe Jorge Chávez Silva

Se viene, como siempre en honor de la Santísima Virgen del Carmen, la Feria Taurina 2006, con toda la fanfarria y fausto que la rodea. CPM, fiel a las tradiciones y costumbres del pueblo celendino, expresa su más ferviente anhelo que este año asistamos a un espectáculo digno de nuestro pueblo.

Concordamos plenamente con el Dr. Manuel Pita Díaz quien decía que en el más original coso taurino, el “toro” es el señuelo motivador de la concentración anual de todos los celendinos del mundo que nos encontramos en el eterno afán de volver al terruño que nos vio nacer. Pero esto no quiere decir que, en nombre del reencuentro, sigamos soportando la triste caricatura de corrida en que la han convertido los sucesivos comités taurinos de los últimos años.

Los celendinos somos taurinos por antonomasia, pues hemos respirado toros desde que hemos estado en el vientre de nuestra madre y alguna vez hemos sido parte de esa traviesa gavilla de rapazuelos que saltaban al ruedo premunidos de su jarro para beber, aún caliente, la sangre del toro moribundo. Todos los que continuando en esa afición y hemos tenido la suerte de ver una corrida de a “de veras”, sabemos que existen reglas elementales que se tienen que observar, por eso las fallas que ocurren en el albero saltan a nuestro ojos como los vallicos entre el trigo.

Tenemos que aprender de nuestros errores y no permitir que se repitan los exabruptos del año pasado en que, con anuencia del juez de plaza, así, con minúsculas, un ingeniero que no dudamos debe ser un buen profesional, pero que de toros no sabe nada, sucedieran casos que motivan interrogantes como:

-¿Por qué se permitió que en la faena, momento en que se supone están enfrentados mano a mano, en un duelo mortal, el diestro y el burel, de manera insólita, los peones coloquen en suerte al toro frente al “diestro” para que estoquee de mala manera y deje al pobre animal, como dijo un paisano: “listo pa’l mechao”?

-¿Desde cuando un Juez de Plaza atiende la sugerencia de un peón de brega para el otorgamiento de orejas a los matadores?

Como taurinos, somos concientes que los enemigos de las corridas de toros son los de la sociedad protectora de animales, personajes que- según Hemingway, son los más crueles con los seres humanos- por lo que alberga de luminoso y bárbaro, pero este espectáculo, de por sí sangriento, puede adquirir ribetes grotescos cuando existen toreros como el “Santi” Arrieta, quien tiene el cinismo y la crueldad de cegar al toro con el capote y aprovechar el desconcierto para hundirle más el estoque. Aparte de su ridículo estilo de muñeca títere al momento de banderillar, se permite faltar el respeto al Juez y al respetable, exigiendo la entrega de orejas a sus protegidos. Lamentablemente nos hemos enterado de fuente confiable, que este mal torero, ducho en trapacerías antitaurinas, amenaza con volver este año a La Feliciana ¡La Virgen del Carmen nos ampare con su manto!

Asistimos estupefactos al triste vía crucis del picador, expuesto a los ataques del populacho alcoholizado cada vez que salía a cumplir con su trabajo- hasta le arrojaron una botella de cerveza llena, que menos mal no dio en el blanco- y también vimos como, el público siempre veleidoso, era capaz de invitarle su cuy cuando lo cogió el toro con todo y cabalgadura hasta estrellarlo junto a un burladero. Por elemental medida de seguridad, se debe prohibir la venta de cerveza en horas de corrida. En ninguna parte del mundo se permite beber cerveza en los ruedos.

Otra situación que debe mejorarse es la presentación de los aficionados. Debe ser por estricto orden de inscripción. Ningún aficionado debe enfrentar al toro en estado etílico y debe presentarse con su respectivo capote, es vergonzante para un verdadero aficionado presentarse raído a torear con su chompa, jamás debemos tomar a la ligera o a la broma una situación que puede derivar en un accidente fatal del cual tendrían responsabilidad las autoridades. Frente a todas estas hazañas de los borrachines nos preguntamos ¿que hace la dotación policial? ¿Para qué entonces está la comisaría en las inmediaciones?

A veces somos más papistas que el Papa, captamos de otros lo que precisamente no debe captarse; como en otros ruedos se ha prohibido la presentación de espectáculos folclóricos en los festivales taurinos, nosotros hacemos lo mismo, cuando precisamente, en esa época de afluencia se deben presentar las mejores expresiones de nuestro folclor. Los shilicos que volvemos no tenemos oportunidad de apreciar el folclor celendino porque como son parte de las festividades religiosas, suceden en otros meses ¿Qué mejor ocasión que ésta para hacerlo?

Si pretendemos hacer de nuestro pueblo un destino turístico, tenemos que cuidar estos detalles que precisamente atraen a los visitantes. Si se hace de acuerdo a los cánones van a ganar todos: los restaurantes, los artesanos, los hoteleros, los que hacen ropa, los comerciantes, las empresas de transportes y hasta los que venden estampitas, de otro modo terminaríamos dándole la razón a nuestro paisano y amigo Mario Peláez Pérez y afirmar como él que la corrida en Celendín es un espectáculo huachafo y deprimente.

Salvo mejor parecer.


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