LAS BELLAS ARTES EN CELENDIN


Alfredo Rocha Zegarra

Este gran artista nació en Celendín, en uno de los extremos del barrio de Colpacucho, hijo único de don Diógenes Rocha y de la matrona Estefanía Zegarra, de honda raigambre huauqueña. Realizó sus estudios primarios en la Escuela Nº 85 y la secundaria en San Ramón de Cajamarca, en donde destacó como fino caricaturista y acertado retratista, espectacular por su destreza en el manejo del lápiz y los pinceles.

Inquieto y pleno de fantasía creadora, vivió una existencia repleta de aventuras, desarrollando múltiples actividades, aparte de la de pintor: detective, profesor, periodista, conferencista político, músico exquisito, ejecutor de varios instrumentos y hasta -según confesión propia- "aprendiz de partero".

Inconstante y apasionado por la vida como muchos artistas, Alfredo empezó muchas carreras en diversas universidades que nunca culminó, pero que le dejaron ese conocimiento universal de los problemas de la humanidad que fueron la plataforma de su quehacer futuro. Hombre de honda emoción social, abrazó con pasión la causa de los humildes, arremetiendo con agudo sentido crítico contra los terratenientes, las autoridades abusivas y los que lucraban con el sudor de los pobres, fustigándolos desde sus periódicos, impresos a mimeógrafo e ilustrados por él mismo, como "El Chalán", "El Fuscán" y otros sueltos.

Naturalmente que esto le trajo la animadversión de los poderosos que lo consideraban "un tábano peligroso" y motivó múltiples encierros que jamás lo hicieron cejar en su magisterio. Organizó el sindicato de tejedoras de sombreros y atacó duramente el aprovechamiento político de los problemas de la provincia como la Irrigación del Toro, la Hidroeléctrica del Cantange o el problema sanitario de la población.

Consciente de los problemas que aquejaban a Celendín, organizó múltiples campañas contra el alcoholismo que degradaba especialmente a la juventud, ante la incuria de las autoridades que entonces y ahora nada hacen por erradicar ese flagelo que azota a muchos hogares celendinos.

Siguiendo el sino atávico de todos los celendinos, viajó por todo el Perú, muchas veces a pie, recorriendo la ruta del cronista Huamán Poma de Ayala y el escenario de la gesta de Túpac Amaru, residiendo muchos años en el barrio artístico de San Blas en la ciudad imperial del Cuzco, en donde se nutrió de indigenismo y compartió experiencias con otros artistas de la talla de Olave y Gonzáles Gamarra. Datan de esa época muchas de sus acuarelas que tienen un tema neoindigenista, obras de gran expresividad que demostraban que nadie como él, tenía ese poder de síntesis que le permitía plasmar en pocas líneas de gran impacto  el dramatismo de una escena.

En su vida de andariego impenitente recorrió muchos países de Europa, Asia y el norte de África, recorrió como caminante las diversas regiones de España: "Un día vendí a precio de remate todos mis enseres y herramientas de trabajo y viajé a Europa...", confesó a Jorge Wilson Izquierdo, poeta y escritor celendino, muy amigo del artista, y se fue a recorrer el camino de Antonio Machado por Sevilla, Segovia y los tan cantados campos de Soria, siempre con los pinceles a cuestas, exponiendo en todos los pueblos que visitaba todo el exotismo de un país de maravilla, cuya grandeza ennobleció a la España de los Habsburgo y los Borbón.

Radicó algunos años en Palma de Mallorca, dedicado a la artesanía y a la acuarela, arte que dominó a la perfección.

Gran aficionado a la tauromaquia, tuvo la audacia de lanzarse como espontáneo en la plaza La Feliciana, regalándonos hermosos y osados lances taurinos que el público, emocionado, ovacionó.

Este inmenso artista murió en Lima en 1972, en un extraño accidente de tránsito, en circunstancias aún no esclarecidas. Su obra artística se encuentra esparcida en diversas colecciones de arte de todo el mundo; pero por sobre todo, nos dejó la impronta de lo que debe ser un celendino comprometido con su pueblo. Sólo nos queda el sinsabor de que en el pueblo donde nació y por el que siempre luchó, no existe ni siquiera una calle con su nombre, ni un museo que nos muestre su grandeza de artista pleno de humanidad.


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