¿TORRE EIFFEL? - Mario A. Chávez G.
El MIRADOR DE
CELENDIN
Por Mario A. Chávez
Gil
La construcción del
Mirador en la Colina de San Isidro ha generado
algunas opiniones controversiales entre los paisanos
que viven en la querida tierra y otros que la hemos
visitado. Algo similar a lo que ocurriera hacen más
de cien años, con la construcción de la Torre Eiffel
en Paris y que ahora es un símbolo de Francia y en
especial, un icono de la Ciudad Luz, es el monumento
más visitado del mundo.
Hemos subido a la colina y hemos percibido una obra
bella, majestuosa, que se está terminando. Esta obra
es el reflejo de la superación de su arte del gran
artista amigo no sólo nuestro sino de muchos y de
varias generaciones: Miguel Ángel Díaz Dávila; Miguel
ha dejado plasmado su arte por distintas partes del
país y su labor ha sido reconocida por muchos pueblos
y sus respectivas autoridades.
Hemos tomado alguna fotos y efectivamente nos hemos
dado cuenta que se puede percibir la capilla. Por
allí escuchamos algún comentario de que pensaban
trasladar la capilla a un costado, que ocurrencia tan
absurda.
Cuando niños, éramos asiduos concurrentes a la colina
por dos motivos: una, para rodar en ella cuesta abajo
en los carros de madera y aquí quiero narrar una
pequeña anécdota de cuando en un gesto de osadía (ya
lo hemos visto como torero), nuestro gran amigo
Guillermo Pereyra Silva, antaño con su chapa
inolvidable “El Gasha”, ahora conocido
como “El Niño de la Candelaria”, cogió
prestado un triciclo, lo montó y se lanzó
cuesta abajo a una velocidad no registrada hasta esos
momentos, no sé si es blanco de nacimiento o aquella
vez se puso tan pálido que allí le quedó la blancura
para toda la vida.
Decía que nos sorprendió cuando lo vimos bajar con
los ojos desorbitados como si con ellos quisiera
frenar su caída, de copiloto, parado en el estribo
posterior del triciclo, estuvo por breves momentos
Luis Díaz quien se tiró del triciclo al comienzo del
descenso y con esto le dio mayor impulso al triciclo;
la caída fue estrepitosa y memorable por cierto, pues
en el rebote al final de la bajada, si no se rompió
la crisma fue porque terminó aterrizando en una batea
de pelar mote. Parado en la esquina al comienzo de la
calle, como testigo presencial de excepción estuvo
“El Profesor Ariche” quien al verlo
bajar sin control gritó:
- ¡Se mató este salvaje!
El descenso desenfrenado y la caída fueron motivos de
conversación durante toda la semana; nadie más lo
imitó y él tampoco quiso repetir su proeza.
El otro motivo por el que subíamos a San Isidro era
para elevar nuestras cometas y que se pusieran
coronitas para enviarles cartas y telegramas. Ya
mozalbetes subíamos por motivos más profundos que nos
dejaron hermosos recuerdos para siempre. Jamás vimos
la capilla abierta y ninguno de los curas que
conocimos se atrevió a pronunciar los Santos
Evangelios desde allí, o quizás para dar el beneficio
de la duda, nunca nos enteramos; el hecho es que
siempre la vimos cerrada, hoy por el contrario, será
lugar de permanente visita y de un sin número de
actividades, artesanales, gastronómicas y culturales
de todo tipo.
La carretera de acceso esta muy bien disimulada,
quizás debería embloquetarse y la tremenda herida del
cerro podría encargársele a la minera para que la
cierre y en su superficie coloque tierra fértil para
que se puedan recuperar los pastos.
Paisanos, revisemos fotos o visitemos estudios y nos
daremos cuenta que casi en la totalidad, las vistas
son de la ciudad, muy raras encontraremos de la
capilla, hoy en cambio ya comienzan a verse una nueva
clase de fotografías.
Aquellos que son religiosos deben comprender que en
la Jerarquía primero está Jesús y después de él,
cualquier santo o inclusive María su madre.
Es lamentable que en estas fiestas patronales no se
haya podido lograr la iluminación del Cristo y la
capilla de San Isidro, pues con los efectos
adecuados, y a lo lejos El Cristo quedará flotando
sobre la capilla, es decir se debe iluminar con
reflectores, la fachada de la capilla y solamente el
Cristo. Las escalinatas y el mirador mismo deben
quedar en fondo oscuro o ser iluminados solo en su
parte posterior y entonces se podrá tener la gran
visión de Cristo dominando toda la ciudad.